De los cientos que han sido perseguidos, conozco la historia de un pastor que fue sacado de su iglesia junto con su familia para que renegara de su fervorosa fe en Jesús. A lo que él no accedió, de modo que lo llevaron hasta un terreno solitario y le obligaron a hacer un agujero grande en el suelo. Luego de haberlo terminado lo tiraron en él junto con su esposa y sus dos hijos.
Estando en el hoyo le propusieron: ¡Niega a tu Jesús y dejaremos libre!
-¡Claro que no!-respondió con determinación.
-Sí así quieres que sean las cosas, así serán-le explicaron.
Les comenzaron a echar paladas de tierra, y cuando el menor de sus hijos se encontró casi cubierto por la tierra, lo miró con una mirada triste y comenzó a llorar. Al verlo así, casi sin poder respirar y próximo a perder la vida, se le hizo un nudo en la garganta. Y con el ánimo sin alas, quiso retractarse, pero al ver esto su esposa le miró fijamente a los ojos y le dijo:
-¡Mi amor, no niegues a Jesús! Esta misma noche cenaremos con Jesús-.
Tomó fuerzas y dejó que las paladas de tierra cubrieran a su hijo, luego a su otro hijo, después a su esposa y finalmente le cubrieran a él.
Me encanta fantasear con la idea de que la muerte se encargó de llevarles hasta la mesa del maestro para que se hicieran realidad las palabras de la esposa del pastor: -"Esta misma noche cenaremos con Jesús"-.
A la luz de esta historia, déjame hacerte una pregunta: ¿EN ESA SITUACIÓN, SI HUBIERAS ESTADO EN LOS ZAPATOS DEL PASTOR, QUÉ HUBIERAS HECHO? ¿HUBIERAS NEGADO A JESÚS?
Si no tienes la suficiente determinación para nunca negar a Jesús, es probable que no lo estás amando como él espera. Con toda tu mente, con todo tu corazón y con todo tu ser.
Espero me acompañes nuevamente mañana, faltando 10 para las 9 en el 99.3 FM, para que platiquemos nuevamente sobre otra historia que desafiará nuestra fe y la inspirará.