Cuentan la historia de una señora de edad que había esperado toda la vida una oportunidad para viajar en un
tren. Quería contemplar, devorar cada paisaje con los ojos y disfrutar todo
cuanto pudiera en los kilómetros que iría a recorrer.
Entro muy decida en el vagón de pasajeros y cuando el tren partió, comenzó a
acomodar los paquetes y cestas que traía, trato de arreglar confortablemente
su asiento y acomodar las cortinas, de colocarse en situación cómoda pero ... de
repente, cuando ya estaba lista para comenzar la contemplación del paisaje, el
conductor voceo el nombre de la estación a la cual iban, ¡habían llegado!."Que
pena", dijo ella, "si hubiese sabido que llegaríamos tan pronto no habría perdido
tiempo en pequeñeces".
Si tan solo nos ocuparamos de las verdaderas cosas en las que deberíamos estar enfocados, no le prestaríamos atención a las pequeñeces que nos hacen perder el sabor dulce de la vida.
En el 99.3FM, te espero todas las noches para que sigamos inspirándonos con historias como ésta.
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